Te abandono en la memoria y me dejas surcos,
como los deja un pez fuera del agua,
que se mueve convulso,
buscando acercarse al río.
Y mi cuerpo se ahoga en un aire viciado y denso,
exiliado al silencioso letargo, quieto,
embalsamado en soledad, ciego de sombras.
Te abandono en la memoria y me dejas surcos,
como los deja un barco varado en playa,
que se queda inmóvil esperando que el mar,
le bese los pasos.
Tú me dejas surcos.
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