sábado, 15 de diciembre de 2012

Es este nudo intenso que nos une,
que deja sus extremos libres,
inhabitados,
es este conjugar de verbos con miradas irreverentes,
este nacer,
y este morir en silencios intermitentes,
este ser tú tan tuyo.

Nutres mi mente con tu perfil exacto,
estructura nítida y acabada.
Un solo tú es lo que ven mis ojos.

Un solo tú para un solo yo,
en un baile impreciso y torpe,
de final inesperado.

Un solo tú infinito y mío.
Y una soledad en un solo yo.

Es este nudo necio que nos ata,
a un sentimiento flotante en delicado equilibrio,
que me convierte y me reconvierte,
en acabadora de sueños.





martes, 25 de septiembre de 2012

Variación I.


El final de la noche
nos llevó a ese recodo
donde esperan las cosas perdidas.

Se nos fueron los años
en ausencias de tu piel sobre la mía.
Los dejamos ir.

Regálame otro beso clarividente,
de inocencia corrosiva
que me saque de este firmamento muerto.


Oriente.

Quisiera recorrer tu piel de especias
con la punta de los dedos,
amarrándote a mi ser,
con lazos indestructibles.

Quisiera correr hacia ti en plena noche,
partir para seguir buscándote,
en el desdoble de las sombras de los árboles,
en el fluir de las aguas,
en otros cuerpos y en otras almas.

Quisiera abarcar la profundidad de tus ojos ,
estertor dulce,
lengua irreverente abandonada a mi boca,
revivir ese delirio que viví contigo,
tan primero,
y que ahora es perversión,
doblegada a tus sentidos.

Quisiera dejar la puerta entreabierta a tus exilios,
que fueras mi tango,
que tu silencio no azotase mi sosiego.

A solas con mi deleite,
quisiera ser de ti.


De arena.


Me pregunto si tus hombros,
piel de arena,
sostendrían el peso de mi mundo.

Si la fortaleza de tu cuerpo eterno
me tornaría lo suficientemente leve
para habitar en tu ser,
ingrávida,
sin que te dieras cuenta.

Te abrazo,
como si nada estuviera esperándome,
por si el amor
 y las palabras con las que nos despedimos,
fueran hijos de la misma madre.

Muero suspendida en ti,
tu ausencia me duele,
ilimitadamente,
mientras tu luz me alimenta.


martes, 4 de septiembre de 2012

La línea.

Trepando por el interior de tu cuerpo desnudo,
te siento lejano,
cansado de causas perdidas.

Y este verano suicida,
evidencia lo que había tras la línea que no nos atrevimos,
ni supimos cruzar.
Me siento cobarde y lleno mis ojos,
de tu sonrisa y tu recuerdo,
para siempre,
te guardo,
dibujando tu ser con trazos de renuncia.

Extrañando sentir tu piel sobre la mía.


lunes, 20 de agosto de 2012

Soñemos

Te imagino cada día buscando ávido entre mis letras.
Buscando hasta debajo del todo. Buscando dentro.

Bailando contigo una danza de bocas,
de lenguas libres que libremente se tocan,
perfilando tu cuerpo,
desperté de repente.

Deja que peine tu pelo de nubes.
Soñemos.

jueves, 2 de agosto de 2012

Es esta acera a veces,
la que me lleva perdida,
a observar mi reflejo
en enajenadas copas,
que nunca te sentirán.
 
Temo estas tardes sórdidas. 
Y sus distancias creadas.


Y este calor que dificulta respirar,
que disfraza tu aroma;
que no hay locura que me refresque,
 que me congele la boca,
como el sabor de tu nombre,
en mi lengua rota.




miércoles, 4 de julio de 2012

Déjame que te invada con este amor soberano,
que fisura fronteras y desgasta caminos en su acompasado cabalgar.

Déjame que enarbole este querer como bandera,
a mi paso fugaz por tus dominios,
haciendo de lo tuyo y lo mío un solo territorio de conquista.

Déjame que te tenga,
que descanse por siempre mi caballo de batalla.
Y que nos venzamos el uno al otro,
cayendo al poco entre besos,
adormecidos.


lunes, 30 de abril de 2012

Los surcos.

Te abandono en la memoria y me dejas surcos,
como los deja un pez fuera del agua,
que se mueve convulso,
 buscando acercarse al río.

Y mi cuerpo se ahoga en un aire viciado y denso,
exiliado al silencioso letargo, quieto,
embalsamado en soledad, ciego de sombras.

Te abandono en la memoria y me dejas surcos,
como los deja un barco varado en playa,
que se queda inmóvil esperando que el mar,
le bese los pasos.

Tú me dejas surcos.



lunes, 12 de marzo de 2012

La partida.

Me he marchado tantas veces...
con lo puesto.
Un traje de piel rematado de besos.
Y  llevando una maleta vacía; vaciada de sueños.

Viajé en un galeón, repleto de recuerdos,
surcando aguas bravas, entre tinieblas y miedos.
Izadas las velas a golpe de silencio y dibujando tu silueta,
con cada brizna de viento.

Siempre tú, siendo vasto terreno...
Y mil veces he vuelto.