Cántame otra nana,
que me desnude del
silencio
y me permita levantar,
este cuerpo exhausto de
nada.
Cuéntame otro verso,
que me acerque a tus manos
que dudan
y a tu abrazo intenso,
donde nuestros deseos se
toquen,
con naturaleza irracional.
Dame un beso largo,
apostados en cualquier
puerta de cualquier sitio,
una de estas noches.
Solo sé para mí,
lo que nunca yo seré
contigo.