de la que bebes esquivo.
Es el saber,
quien hará de tu muerte un ente agradable.
Laudo justo como el mar,
que aprisiona los secretos del marino.
Impetuoso camino a la senectud ya resquebrajado
por la quietud de siglos.
Perdona si me duele la tinta que mi mano sangra.
Es que estar sin tí,
es como escribir sonetos en el viento.