jueves, 27 de enero de 2011

Nubes y asomos.

Después de días interminables, grises, mojados y llenos de desencanto, me asomo al fin enre nubes.
Parece que el destino me da tregua, que dicho sea de paso es más que merecida y en unos días, volaré a otro nido. Porque tengo un reto por delante. Y eso anima.
Después de meses entre nubes de las que avecinan tormenta, de las que te marean y te dejan sin sentido, asomo la cabeza y saludo a la gente que camina debajo. Y me ven. Y en ese preciso instante dejo de ser invisible. Y me tienden la mano, dándome la oportunidad de demostrar todo lo que sé hacer. Y lo que es más importante, llenándome de ilusión.
Tengo tarea. Tengo trabajo. Y para conseguirlo, he dejado decisiones por el camino y oportunidades que en otro momento, en otro lugar, no hubiera dudado en aprovechar. Porque lo merecían.
Y he dejado otras pasar, porque este país da risa a veces y otras, da verguenza. Porque las cosas están como están, echadas a perder. Y eso indigna. Y la indignación es la génesis de las nubes en el horizonte. Y para despejarlas y sacar la cabeza, hay que luchar mucho. Y a veces las fuerzas y las ganas fallan.
Pero todo se andará.
De momento, aprovechando esta pequeña ventana que he construido y que da al balcón de mi minúsculo mundo, solo quería compartir mi serena alegría con el exterior. Y mi agradecimiento por el apoyo recibido.